Recuerdos... son muchos los que tengo en mi cabeza y quisiera buscar la manera de plasmarlos en algo que me ayude luego a recordarlos o a tenerlos presentes tal y como sucedieron, no como mi loca cabeza los vaya acomodando después. Algunos de ellos tienen que ver con cosas que me pasaron de pequeño y que ahora los tengo aún presentes, he ahí el por qué los quiero sacar de una manera que solo me traiga un poco de paz y liberar todo lo que llevo dentro y que por el momento necesito expresar.
Con quien primero deseo "platicar" es con alguien a quien le debo una gran charla y decirle lo mucho que lo quiero, pero sobre todo lo mucho que lo extraño... donde quiera que este Abuelito Lalo, espero me escuches...
Le decía abuelito Lalo por costumbre porque realmente era mi Bisabuelo, padre de mi abuela a quien también llamo cariñosamente "Mamita"; siempre que llegaba lo veía -por lo general- en el mismo lugar, a lado de la puerta de la casa, sentado en una silla de madera en solo dos patas y recargado contra la pared, en una especie de banqueta que se había formado por muchas fichas que se acumulaban alrededor de su puerta de entrada pues vendía refrescos. Su taller siempre fue un parque de diversiones para mi, pues siempre tuvo mucha herramienta con la que fabricaba escobas, tinas y baños de lamina -que por cierto... eran buenísimas, aún tiene una por ahí mi mamá-; él como mucha gente del rancho eran gente de campo, gente que se levantaba antes que cantara el gallo y dormía temprano, de buenas costumbres, saludador, platicador y lo podías ver ocasionalmente a la orilla de la carretera con su azadón al hombro ya sea con rumbo a su parcela o rumbo a la casa, con un pañuelo siempre en su bolsa trasera y con un corazón que no le cabía en el pecho.
Recuerdo que siempre al saludarlo de beso, sus barbas y bigotes me calaban en el cachete; yo tendría alrededor de entre los 6 y 8 años -desde con los que ya cuento con una conciencia mas clara- y siempre me saludaba con una sonrisa y un "hola hijo", entraba junto con nosotros a la casa y nos ofrecía algo de comer o le pedía a mi abuelita Guille (Bisabuelita) que lo hiciera. Siempre tenía algo que hacer...
Mi Mamá dice que cuando estaba yo pequeño, al ser el primer nieto varón y el que vivía mas lejos, él se levantaba muy temprano y camión a camión me llevaba leche "bronca" hasta mi casa, porque yo nada mas podía tomar de esa, ya que no me gustaba la de polvo o la que llamamos de formula, la verdad que eso solo me consta por lo que mi mamá me platicaba.
Uno de los mucho Veranos que pase en casa de mis abuelos, mis primos traían de moda unos carritos que se hacían con carrizo y alambre, que iban desde dos simples ruedas, hasta carros mas elaborados y complicados, hasta un trailer grande y "fregón" que un primo llego a tener. Quizá en éstos días esas cosas ya no se vean, pero creanme que eran cosas maravillosas para un niño de aquella edad. Mis primos paseaban por todo el rancho y pues ellos eran felices; pero como siempre, el niño ñoño -ósea yo- pues no tenía uno, o quizá nadie había pensado en hacerle uno igual para no crear discusión y ahí era donde empezaba "lo padre", pues mis primos me lo podían prestar un ratito pero no un ratote, tiempo insuficiente para saciar mi necesidad de jugar con aquel extraño y maravilloso juguete. Mis primos al ver que la cosa se empezaba a poner fea pues salían en plena y franca fuga, dejándome atrás con lagrimas en los ojos...
- ¿Qué tienes hijo?
- Es que yo no tengo uno de esos y mis primos no me lo quieren prestar...
- A que caray, pero ya no llores hijo
No supe cómo o en qué momento, pero mi abuelito entro a su taller, le quito una llanta a una pequeña carreta en la que ocasionalmente llevaba o movía cosas en su patio, busco un palo de algo, hizo una pequeña horquilla y me hizo un juguete bastante improvisado, pero bastante útil pues cumplió con su objetivo, me lo dio y -por arte de magia- el llanto termino. Luego mi abuelita me dijo que al entrar a casa lo único que decía era "¿Cómo que mi hijo esta llorando por un juguete?" mientras veía e ideaba el cómo resolver el problema.
Abuelo... donde quiera que estés, te quiero dar la gracias porque fue el juguete mas grande que alguien me ha dado, dentro de su simpleza guardaba la magia de mi infancia, cosa que aún quiero conservar y lo hago -de cierta forma- porque aún conservo mi juguete preciado que ha resistido el paso del tiempo como perdura el Amor como el que tu me tuviste. Con tus manos creaste una sonrisa a partir de cosas pequeñas y simples, cosa que ahora solo se compra y ya nadie tiene el tiempo, paciencia y creatividad que tu derrochabas.
Lamento haber sido tan pequeño para no compartir mas tiempo contigo, lamento no haber sido mas maduro para poder platicar mas tiempo contigo y aprender mas de lo que seguramente me hubieras podido enseñar. Veo con tristeza que ahora mas que nunca hacen falta hombres como tu, con un corazón lleno de bondad y unas fuerzas inagotables, pues aunque tus ojos ya había sido bastante lastimados por el paso de tiempo, seguías trabajando en lo que a ti te gustaba, en lo tuyo.
Hombres tan maravillosos como tu, seguramente sufrieron muchas veces, pero nunca se dieron por vencidos a pesar de las adversidades; hombres como tu, seguramente dudaron al dar pasos en su vida pues tenían muchos detrás, pero eso nunca le gano a sus ganas de tener un mejor porvenir para los suyos; hombres como tu, veían las bondades de cada nuevo día y siempre se levantaban antes de salir el Sol para ganarle terreno; a hombres como tu, ni 20,000 demonios pudieron derrotarlos; a hombres como tu, solo pudo derrotarlos el tiempo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario