Ayer el día transcurría de forma normal, no hice mucho aspaviento por la noche de Halloween pues -como nos lo han recalcado hasta que se han cansado- no es costumbre de nosotros como Mexicanos. La verdad que estoy de acuerdo pues si en algo es rico nuestro México "Lindo y Querido" es en costumbres y tradiciones como para malbaratarlas por algunas extranjeras que -aunque chistosas- carecen de sentido al menos para mi.
Pues entonces no hice mas que lo mismo que hago en un Domingo por la tarde; busco algo que ver en la tele, trate de leer un poco pero el sueño me venció, muevo aquí, dejo de mover allá, hago como que hago sin realmente hacer, etc. Ya por la tarde fui por agua y corrí hasta el lugar por aquello de hacer algo de ejercicio, serían como eso de las 6 de la tarde (del nuevo horario) y casi llegando, veo como es que unos niños pequeñitos acompañados por sus mamás, comenzaban a hacer un recorrido por las calles aledañas a su casa -supongo-, una pequeñita vestida de calabaza iba en los brazos de su madre y la verdad es que se veía bastante monita la chiquita.
Regreso a casa y entre el peso del garrafón de agua y las cosas que vengo pensando pues olvido el tema, no ha pasado nada; pasan los minutos y estos poco a poco se convierten en horas. Ya mas tarde comienzo a escuchar los gritos de los niños a lo lejos, algunos algo tímidos pues bien bien no saben como ésta esa tradición. Pienso "¿qué es lo que voy a hacer si vienen a pedir en mi casa?" no salgo... me hago el ofendido y les "echo" unos ojos de "no molestar"; la verdad que éste tipo de cosas son algo nuevas para mi y no sé como reaccionar.
Gracias a Dios los niños no vieron ni escucharon mucho ruido en mi calle, así es que no tuve que pasar por ésta situación. Salgo a beber una cerveza olvidada en el refri acompañado de un cigarro olvidado también en un cajón, mientras pienso "por aquello de la costumbre". Poco a poco comienzan a aparecer mas niños, algunos con disfraz, algunos otros sin el, pasan de calle en calle con un grito apagado y temeroso, no saben como vamos a reaccionar los vecinos. Los que mas me llaman la atención son los niños mas pequeños, pues no saben de la nacionalidad de las tradiciones, ellos solo ven como es que al estirar la mano algunos vecinos les dan dulce sin tener porque o para que; ven que por un día, sus madres van por la calle a su lado con una sonrisa despreocupada, sin prisa, a la aventura de qué es lo que encontrarán.
La verdad que esto me lleno de ilusiones; los niños no saben qué es lo que pasa a su alrededor, sino solo de lo mas importante... son felices. Para qué llenarlos con tantas cosas que ni uno mismo entiende, que corran ahora que pueden, que griten ahora que se lo permiten, que pidan dulces y que los acepten si alguien se los quiere dar. Entre tanta cochinada que vivimos a diario... ¿qué no se merecerán un día libre también ellos?
Qué mas da si es una costumbre gringa o muy Mexicana, mientras pinte en su carita una hermosa sonrisa...
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