Jueves 19 de Marzo de 1998, ese día no iba a la escuela porque no tenía clase; como alumno del 6º Semestre de Preparatoria el jueves no me presentaba y el viernes solo a 1 ó 2 clases. Ese día cumplía 18 años y pues me convertía -por fin- en "adulto".
Recibí un par de llamadas esa mañana, lógico, de las personas que recordaron mi cumpleaños; recuerdo que me bañe temprano, unos días atrás me había cortado el cabello así es que en ese aspecto todo estaba en orden y no hubo fallo alguno, me puse una camisa verde fuerte que me gustaba mucho. Pasaron los minutos y por eso de la 1:30 ó 2 p.m. mis papás llegaron por fin por mi, me iban a llevar a comer.
- Hijo, ¿a dónde te gustaría ir a comer?
- ¿Qué les parece si vamos a comer Pizza?
- Ok, tu decides, tu eres el del cumpleaños.
- ¿Antes podemos pasar al edificio Durango?.
- ¿A qué?
- A recoger mi credencial que se supone que ya debe de estar.
Como buen muchacho y gracias a mi amigo del Alma, los trámites para la credencial los había hecho con tiempo, ya que ese año había elecciones, así es que todo se tenía que hacer con tiempo, podía hacerlos antes de cumplir los 18 siempre y cuando los cumpliera ese año. Todos mis amigos lo había visto por el lado de que ya podía entrar un bar, un billar o una disco -yo también, por qué no decirlo-, pero la verdad es que siempre me había llamado la atención el poder votar como vi a mis padres hacerlo muchas veces.
Entro al edificio y corro a la oficina dando grandes brincos por las escaleras ya que mi paciencia no estaba de humor para esperar el elevador. Al llegar a la oficina, saco de mi billetera el comprobante de del tramite para la credencial. Me pasan a un banquillo, me toman la fotografía, me toman la huella, la firmo, la pasan por su proceso de enmicado y listo, me la dan por fin. Regreso al vehículo con mis papás y -obvio- se las muestro todo entusiasmado... Tengo 18 años, soy adulto y puedo votar.
Desde aquel día he votado cada que me ha tocado; he tenido elecciones Federales, Estatales y Locales, desde Presidentes de la República, pasando por Diputados Federal, Senadores y Gobernadores, terminando con Presidentes Municipales y Diputados locales, siempre he acudido con mi familia a ejercer mi derecho del voto.
Mi credencial esta llena de sellos y espero que las que vengan también lo estén; mi compromiso como ciudadano va mas allá de un reclamo, es una responsabilidad de lo que tengo que hacer por mi entorno y como puedo influir -positivamente- en el.
Ve a votar, sé parte del cambio...
Recibí un par de llamadas esa mañana, lógico, de las personas que recordaron mi cumpleaños; recuerdo que me bañe temprano, unos días atrás me había cortado el cabello así es que en ese aspecto todo estaba en orden y no hubo fallo alguno, me puse una camisa verde fuerte que me gustaba mucho. Pasaron los minutos y por eso de la 1:30 ó 2 p.m. mis papás llegaron por fin por mi, me iban a llevar a comer.
- Hijo, ¿a dónde te gustaría ir a comer?
- ¿Qué les parece si vamos a comer Pizza?
- Ok, tu decides, tu eres el del cumpleaños.
- ¿Antes podemos pasar al edificio Durango?.
- ¿A qué?
- A recoger mi credencial que se supone que ya debe de estar.
Como buen muchacho y gracias a mi amigo del Alma, los trámites para la credencial los había hecho con tiempo, ya que ese año había elecciones, así es que todo se tenía que hacer con tiempo, podía hacerlos antes de cumplir los 18 siempre y cuando los cumpliera ese año. Todos mis amigos lo había visto por el lado de que ya podía entrar un bar, un billar o una disco -yo también, por qué no decirlo-, pero la verdad es que siempre me había llamado la atención el poder votar como vi a mis padres hacerlo muchas veces.
Entro al edificio y corro a la oficina dando grandes brincos por las escaleras ya que mi paciencia no estaba de humor para esperar el elevador. Al llegar a la oficina, saco de mi billetera el comprobante de del tramite para la credencial. Me pasan a un banquillo, me toman la fotografía, me toman la huella, la firmo, la pasan por su proceso de enmicado y listo, me la dan por fin. Regreso al vehículo con mis papás y -obvio- se las muestro todo entusiasmado... Tengo 18 años, soy adulto y puedo votar.
Desde aquel día he votado cada que me ha tocado; he tenido elecciones Federales, Estatales y Locales, desde Presidentes de la República, pasando por Diputados Federal, Senadores y Gobernadores, terminando con Presidentes Municipales y Diputados locales, siempre he acudido con mi familia a ejercer mi derecho del voto.
Mi credencial esta llena de sellos y espero que las que vengan también lo estén; mi compromiso como ciudadano va mas allá de un reclamo, es una responsabilidad de lo que tengo que hacer por mi entorno y como puedo influir -positivamente- en el.
Ve a votar, sé parte del cambio...
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