Estos días han estado llenos de noticias que me preocupan en mas de una manera... el derrame de petróleo en el Golfo de México, la caída de las bolsas de Europa por el problema en Grecia y otros países miembros, el efecto Nostradamus, los terremotos por todas partes del Mundo, la repentina erupción de volcanes, cenizas que evitan el vuelo de aviones desde Europa, el aumento en el índice de robos en nuestras ciudades y estados... pasando por el retiro de Lorena Ochoa, el que la Selección Nacional de México nomás no deja con buen sabor de boca, la liguilla de nuestro país que da sorpresas como dejar fuera a los mejores durante toda una campaña y dejando solo a los que no merecían buenos pronósticos, los conflictos que se suscitan entre amigos y familiares, el perro que no deja de ladrar por las noches, el vecino que deja su basura para que la derramen los perros, la señora que jalonea a su hijo todas las mañanas para llegar a la escuela, el perro que no deja de ladrar -jajaja-... en fin... cantidad de situaciones que se pueden presentar en nuestro día a día.
El estrés con el que cargamos a diario se ha vuelto muy pesado y si le agregamos las condiciones climáticas típicas de nuestra región pues esto se esta convirtiendo en una bomba de tiempo en muchos aspectos. Este estrés que ahora se ha convertido en la nueva enfermedad del Siglo XXI nos esta consumiendo poco a poco.
De por si es difícil el día a día de muchos de nosotros, con el trafico de ida y de regreso a casa, los compromisos económicos que hemos adquirido, los compromisos sociales, el que el lunes parece eterno, el sábado tan lejano y cuando llega parece tan corto, las cargas laborales, los conflictos personales, como para todavía llegar a casa y ver como el vecino dejo su carro estacionado frente a tu cochera valiendole gorro el letrero que dice "No Estacionarse".
Esto me paso hace unos días exactamente; llega uno de la calle, después de un día lleno de retos y conflictos propio del afán diario y cuando das vuelta en tu calle ves -desde la esquina- como un vecino puso frente a tu cochera su vehículo; entro a casa, prendo el aire acondicionado, bajo las cosas del carro, enciendo el televisor, tomo un vaso con agua, me "aplasto" a ver que hay en la programación, respiro, espero por mas de 2 horas a que el vecino -por iluminación celestial- mueva su vehículo y ¡nada!
Tomo las llaves del carro, camino a casa del vecino mientras repaso mentalmente las posibles combinaciones para expresarle mi molestia sin ser grosero y evitar una reacción negativa de su parte; llego a su puerta y me topo con un desconocido a lo que nada mas reacciono preguntando:
- "Disculpa, ¿sabes de quien es el vehículo que esta frente a mi cochera?".
El tipo un poco sacado de onda por la pregunta y por lo repentino de mi presencia lo único que puede hilvanar es:
-"este... la camioneta, la que esta aquí enfrente... pues.... es de una persona que esta dentro... este... ".
De pronto sale de su lado una niña, con mas soluciones que problemas y sin tanto cuento me dice:
- "La camioneta es de mi papá señor".
- "Dile que me de chance de meter mi carro a la cochera".
En eso sale corriendo a la casa al grito de "¡Papá, papá!", 1 segundo después sale diciendo:
- "No se preocupes señor, mi papá ya la va a mover".
Simple y sencillo, sin prejuicios, sin excusas, entiende rápidamente el motivo de mi petición y le da solución. No necesite explicarle el porque de mi molestia, entiende que el carro de su papá obstruye mi entrada y no pone pretexto.
Segundos después y detrás de mi, sale el dueño del carro, me evita la mirada, un poco porque sabe que esta mal que se estacione frente a mi cochera, otro poco porque lo levante de su descanso y otro por la vergüenza de que su hija entienda mejor el concepto de respeto.
Gracias a esos pequeños detalles de los niños es que puedo tener esperanza en que las cosas pueden mejorar...