Ayer pudo haber sido un día normal... un día como muchos otros; un día en que me levanto por la mañana con pendientes de trabajo; un día en el que -por ser jueves- un amigo me manda mensaje para ver si nos podemos ver y "combeber"; un día en el que inicia la pre-temporada de la NFL y que tenía muchas ganas de ver un partido de fútbol americano desde la comodidad de mi casa, acompañado de un elote en vaso y un refresco de 600 ml (que para mi, es la medida mas que exacta y más si esta muy fría); un día que como muchos otros pudo pasar, sin realmente pasar nada (valga la redundancia); un día en que me invitan a "rodar" no sin antes hacer la aclaración de que la ruta tiene que ser sobre pavimento, ya que las llantas de mi bicicleta no me permiten otro tipo de superficie; un día en que hay charlas sobre proyectos a futuro y como es que le vas dando forma de poco a poco, ladrillo a ladrillo, en el ir y venir de ideas, copas y anécdotas; un día en que me salieron mas compromisos que en otros días no; uno en que tuve que decir a mas de un par de cosas -aunque no quería- que "no".
Es curioso, como en ocasiones no tienes muchas cosas que hacer y en otras todo el mundo requiere un poco de tu atención...
Realmente duele tomar ciertas decisiones, porque ellas conllevan ciertas perdidas y queramos o no, no nos gusta perder. Perder el sin fin de posibilidades que se pueden presentar en una charla, las combinaciones en jugadas -hablando del partido-, las historias que traen las probables consecuencias de dar o no una vuelta a la izquierda en lugar de a la derecha en cada esquina, a las risas, los comentarios, las anécdotas, las fotografías que te llevas en la memoria producto de esas decisiones; es un mundo de posibilidades que se abren y cierran con cada decisión que vamos tomando día a día, en toda nuestra vida.
Entre todo ese mundo de compromisos y decisiones recibo un mensaje que detiene -por un momento- el mundo... una de mis maestras de preparatoria acababa de fallecer; es cuando todo ese mundo de complicaciones y decisiones se hace a un lado y le da espacio a la reflexión sobre lo que es la vida... Vida que puede "irse" en un instante y que solo dejan detrás los recuerdos, las vivencias, el aprendizaje y algunos remordimientos sobre lo que hicimos, no hicimos o dejamos de hacer.
En ocasiones -como esta- tengo el conflicto de porque pasa lo que pasa, choca con el concepto clavado por nuestros padres y abuelos en nuestras mentes sobre que el ser buena persona "garantiza" tener una buena vida o por lo menos algo que se asemeja a una vida "justa", sea cual sea el significado que le demos a la palabra y concepto.
Mi maestra fue... fue una gran maestra; una eminencia en lo que hacia. Compartió no nada mas sus conocimientos, sino también su tiempo con cada uno de nosotros que tuvimos el privilegio de ser sus alumnos. Incluso recuerdo como al contarnos una anécdota de una de sus alumnas anteriores, ella desarrollo un proyecto para llevar comida sana a un bajo costo a escuelas de bajos recursos y note como su semblante cambió -bruscamente- al mencionar que por culpa de burocracias ese proyecto jamás vió la luz. Seguramente sintió la rabia de no poder hacer de este mundo uno mejor para algunas personas... "el conocimiento no entra en las mentes, cuando el hambre te mira a los ojos".
Siempre elegante y distinguida, compartió mas que tiempo, su vida... y sigo sin entender por qué es que el concepto de padres y abuelos sobre la justicia no se cumple como nos han enseñado.
Hoy, hoy también es un día normal, como cualquier otro, lleno de decisiones que nos llevan -o no- a múltiples escenarios, pero hoy -al menos para mi- hoy no es un día común, porque hoy el mundo, mi mundo, no cuenta mas con una buena persona, de esas que hoy mas que nunca nos hacen mucha falta.
Hasta pronto maestra...
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