Nos encanta identificarnos con las causas perdidas, con el incomprendido, el torturado, el que tiene todo para ganar, pero que extrañamente, siempre pierde...
Así pasa con la Selección de Fútbol, así paso ahora con Leonardo ("Leo" para los compas) y es que después de varias veces de estar nominado al Oscar y no lograrlo, el día de ayer, por fin se le hizo "justicia" y así es como México se unió a un festejo que no le compete y que no le interesa fuera de ello. Puedo poner un ejemplo... pregunta a quien le emocione la idea de que haya ganado el premio y cuestiona sobre cuántas veces ha estado nominado, cuál fue la primer película por la que fue nominado, con quién ha estado nominado y demás, es simple, nadie sabe, solo les interesa identificarse con quien pierde y tiene una leve esperanza de ganar o todos los pretextos para perder.
No digo que este mal, esta bien, quizá muchos de nosotros -obvio me incluyo- tenemos aún este problema, solo que como ya medio lo identificamos pues lo atendemos de manera diferente. Pero... y si en lugar de ver en esta historia una parte de nosotros, buscamos otra parte de nosotros pero en otro lado, en otras versiones o en otros puntos de vista... en los lados B?
Por qué no mejor identificar que el trabajo, la dedicación, la continua superación y la tolerancia hacia el "fracaso" nos llevan a un nivel mayor de trascendencia, porque quizá se escucha muy mal si te dicen que llegaste 20 veces hasta el final y lo perdiste, pero dejamos de ver la constancia solo por la falta de la premiación hacia ello y con ello dejamos de ver y valorar el esfuerzo para haberte mantenido -hasta ese momento- en 20 veces haber llegado hasta el final.
Nuestros conceptos están equivocados si solo reconocemos el final de la carrera y no aprendemos a disfrutar del trayecto que nos lleva a ese momento, que es eso, solo un momento, el camino es el que te da lecciones de toda la vida.
Muchas felicidades Leo, ojalá hayas disfrutado del trayecto para apreciar mejor tu esfuerzo.
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