sábado, 26 de marzo de 2011

Mi grito de desesperación...

Tengo en frente de mi a mis amigos, la noche apenas comienza aunque el reloj diga lo contrario, estoy sentado escuchando viejas canciones que tienen diferentes significados para mi; algunas me llenan de mucha nostalgia, algunas otras me dicen las maravillas de la vida, otras, simplemente me ayudan a gritar lo que no puedo decir a viva voz.

Después de ver el repertorio y complacer a mis amigos con las que ellos quieren, me tomo un momento de reflexión, le doy un trago a la cerveza que tengo en la mano, la dejo sobre la mesa, me froto una mano contra la otra y las observo, son iguales a las de mi padre y la verdad eso me llena de orgullo, porque soy eso orgullosamente su hijo, pongo frente a mi un espejo imaginario y me veo... me agrada lo que veo, pero también veo lo que puedo llegar a ser y es donde empieza mi motivación.

Todos en algún momento hemos dicho o pensado el "si yo hubiera" que no es mas que un tiempo imperfecto, porque no existe, pero al contrario de lo que los demás pueden pensar, yo lo veo como una oportunidad, me pongo fechas, marco mis calendarios y me digo, dentro de un año esto tiene que ser muy diferente, tengo que sacar lo mejor de mi, tengo que ayudarlos a ellos, ayudar a quien mis ojos alcancen a ver, a quienes me importan y porque no, a quienes no.

Es entonces cuando el reflejo que veo en ese espejo, me motiva y me dice que tengo que cambiar, lo antes posible, lo mas pronto que pueda, quiero ver de los límites que soy capaz de romper o cruzar; sé que es y será complicado, pero debo de empezar por lo mas básico y seguir poco a poco con el siguiente punto, con el siguiente tema, necesito "ver mas allá de lo evidente" y buscar la manera de estar mejor. Necesito comprometerme conmigo mismo, para poder comprometerme con los demás, necesito una libertad que solo me dará la convicción de mis acciones, no por quedar bien con alguien o para que estén orgullosos de mi, sino por el simple hecho de hacer lo que quiero, porque quiero hacerlo, sin esperar recompensas, que esas se darán, lo sé, pero que ese no sea el fin, sino solo el medio para verme dentro de un año, o dos (el tiempo que sea necesario) y buscar nuevamente ese espejo y volverme a cuestionar sobre si estoy donde quiero o si aún me falta...

Sigo viendo mis manos, mis amigos se ven tan distantes y ajenos a todo lo que pasa en mi cabeza, los veo sonreír, pero entre el mar de ideas que pasan por mi mente, no alcanzo a escuchar lo que dicen y solo los veo gesticular. Le doy otro trago a la botella, veo al cielo, me prometo hacer algo ya y ahogo mi grito de desesperación disimulada de canción.

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