miércoles, 8 de diciembre de 2010

A lo que hemos llegado...


No debo de traer fotos de familiares conmigo pues esto ayuda a los extorsionadores a saber cuánta familia tengo; no debo de traer tarjetas de crédito y si acaso llego a traer que sea solo la de menos nivel crediticio, por aquello de que me roben la billetera; en mi celular no puedo poner "papá", "mamá" o "casa" a los teléfonos de mi papá, de mi mamá o el de la casa, sino que debo llamarlos por su nombre para evitar que sepan a donde llamar; no puedo pasear por las calles a altas horas de la noche, pues es la hora cuando los maleantes salen; no puedo pasear por el territorio nacional, pues puedo ser confundido si traigo placas de X Estado con algún grupo de otro estado; no puedo confiar en la policía porque son parte del mismo mal; no puedo confiar en los Diputados a que hagan algo por nosotros, porque no están preocupados por nosotros sino solo por ellos mismos; no puedo confiar en el Presidente porque aunque éste tenga las mejores intensiones por cambiar las cosas, esta rodeado por gentes que no quieren lo mismo; no puedo confiar en que las cosas estarán mejor porque es muy probable que me equivoque; no puedo aspirar a tener mi propio negocio porque la supuesta "ayuda" para llevarlo acabo nada mas me da para poner un puesto de gordas en la esquina y así ayudar al comercio informal.

Definitivamente han cambiado las cosas en éstos años que me han tocado vivir, porque ahora no sé si le temo mas al "coco" o al prójimo que veo en la calle, que no sé quien es y no merece el beneficio de la duda. Sinceramente me da pena ver como es que en mi país las cosas solo cambian para mal y que aunque se dice que siempre es mas obscuro antes de amanecer, quizá aún nos quede algo de negra noche por vivir.

Por lo pronto tengo fe en que las cosas pueden mejorar y que solo ante el desastre es cuando aflora nuestra verdadera humanidad...

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