miércoles, 11 de noviembre de 2020

De la mano de nuestros hijos...

Hace un par de días me tope con una columna que hablaba sobre pequeños relatos de experiencias que han tenido muchas personas con sus padres, hablaba sobre peculiaridades que tuvieron en su infancia con respecto a ellos; cosas que parecen tristes y de las cuales todos podemos hoy en día reír o llorar con ellas, ya sea porque las padecimos o porque nos parecen algo inverosímiles por nuestra propia experiencia.

Sé que la frase "no nacimos siendo padres", refleja un poco o un mucho la incertidumbre a la que nos enfrentamos cuando tenemos tal tarea frente a nosotros, sé -por experiencia propia- que puede parecer un poco trillada, pero no es mas que una verdad a la que todos -los que somos padres- tarde o temprano nos hemos enfrentado.

No sabemos si lo que hacemos esta bien o mal, con todas las consecuencias que podemos traer con cada decisión que tomamos con respecto a nuestros hijos día a día; ya sea porque tratamos de compensar lo que nos hizo falta a nosotros o porque damos por hecho de que en la forma que nos fue educados es la correcta, porque nuestros padres, siempre fueron eso... nuestros padres, pero no reparamos en entender que ellos también se enfrentaron a las mismas preguntas que ahora tenemos nosotros... "esta o no esta bien lo que estoy haciendo con mis hijos?"

Todos se creen con el criterio suficiente para hacer una evaluación de lo que vemos frente a nosotros, ya sea con nuestros amigos, familiares y conocidos, pero no siempre salimos bien librados cuando nos toca estar en la silla de los acusados...

Entiendo que todos estamos tratando de hacer lo mejor que podemos, pero no por ello significa que lo estamos haciendo bien, es una interminable duda entre si lo que hacemos esta bien, o esta mal y nos apegamos a que la decisión tiene que ser respetada cueste lo que cueste, pero... debemos entender que lo que nos dolió a nosotros no es el regaño de nuestros padres o la carencia -sea cual sea- a la que nos enfrentamos es la misma a la que estamos exponiendo nuestros hijos, las cosas cambian y con ello, nosotros debemos cambiar también. 

Ahora bien, si dejamos de juzgar lo que nuestros padres hicieron con nosotros -para bien o para mal- y entendemos que hicieron lo mejor que pudieron, quizá nos dé una mejor lectura de lo que estamos viviendo y haciendo nosotros; no somos aptos de inicio, nadie lo es... pero tenemos la virtud de tener un referente; sabemos lo que nos dolió como hijos, así es que no compensemos, sino seamos mas abiertos en el dialogo con los nuestros, no permitamos que una cara dura -porque así amerita- deje de lado que son ellos el PORQUE de lo que hacemos día con día, porque... aunque lo neguemos, muchos de nuestros esfuerzos diarios van enfocados a que ellos tengan una mejor oportunidad que nosotros y esa línea de vida que nos fue marcada les de un peldaño mas a ellos para que puedan tener una visión diferente del mundo que los rodea, que los espera y en la que cimentamos nuestras ilusiones con respecto a ellos, pero tampoco los castiguemos con la vida que no nos gusto de niños, dejemos que sueñen como nosotros lo hicimos en su tiempo, que vivan cada risa, cada abrazo, cada raspón en sus rodillas, que no les heredemos nuestros miedos y nuestras dudas, que crean posible lo que a nosotros nos fue marcado como imposible, seamos mas amigos de nuestros hijos, mas protectores de sus sueños y defensores de cada castillo, cada reino que hacen con lodo, con palitos de madera o un dibujo con crayones y colores sobre una hoja de papel... cada día voy aprendiendo mas de ellos y espero nunca dejar de hacerlo.


Así es que... si me lees (padre de familia), ve en tus hijos una nueva forma de ver el mundo, toma su mano y disfruta de la virtud de poder emprender un nuevo viaje que te llevará a nuevas alturas que tu jamás conociste y creíste capas de conocer... 

Te deseo un buen viaje...


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