Tendría entre unos 12 y 14 años, supongo que estaba a finales de primaria y a principios de secundaria; recuerdo que había una fiesta en la esquina de mi cuadra y había mucho alboroto, todos los muchachos de la cuadra nos acercamos; sinceramente no recuerdo si la fiesta era de alguien conocido o no, quizá andábamos de metiches, que a esa edad se da.
Había luces, bocinas enormes -o al menos así me lo parecían en aquellos días-, gente y desorden organizado, gente pasaba, venía e iba, como en cualquier fiesta...
Entre tanta luz y sonido, todos estaban como hipnotizados, con los ojos bien abiertos tratando de entender, asimilar y comprender todo lo que veíamos; sinceramente parecíamos de rancho -como se dice despectivamente-, con las manos en los bolsillos, observando, sin ser capaces de ser participes de ello, pero tampoco nos era indiferente como para seguir con lo nuestro, nuestra vida común y corriente.
Entre tanta gente que había, reconocí a otros niños de otras cuadras y a algunos de la misma que yo, pero que no éramos del "mismo grupo", así es que solo era suficiente sonreír o dar un saludo a lo lejos con la mano y un movimiento leve con la cabeza.
Entre tanto que ver y muy poco en que participar, me llamo la atención algo que pasaba del otro lado de la fila que hacíamos todos los espectadores; un niño mas pequeño que yo, jugaba con una pequeña bolsa de plástico, la traía en la mano, la hacia tira y la ponía por sobre su cabeza, la mordía, la desdoblaba, etc. en eso, veo como es que la abre y la pone con la boca de la bolsa sobre su cabeza... es donde empieza el drama... pienso "no, no creo que meta su cabeza en ella", pero por si las dudas comienzo a caminar hacia el, él mete la cabeza en la bolsa hasta por debajo de la barbilla, camino mas aprisa sin querer entrar en pánico, observo como es que intenta quitarsela pero la bolsa es demasiado pequeña y queda justa a su cara, deformándole un poco la nariz y doblando los labios, cachetes y párpados, se nota que se empieza a desesperar porque no ve nada, no puede respirar y no sabe que hacer, llego hasta el e intento quitarsela, pero el con sus movimientos no me ayuda mucho sino todo o contrario, me estorba. Sujeto la bolsa desde la boca de la misma y trato de arrancarla, consigo hacer un pequeño rasguño en ella, luego sigo estirándola hasta ver como es que la cara del niño sale poco a poco de ella; abre sus ojos, entre el susto y la desesperación no sabe que hacer, ni que decir, solo atino a decir "no lo vuelvas a hacer". Sale caminando hacía su casa junto con otro niño que tampoco sabe bien bien que es lo que paso por estar viendo la fiesta, hasta que me ve estirandole la bolsa de la cabeza. Lo sigo y veo a su hermana, le explico que es lo que paso y ella habla con el, un poco en regaño y otro en preocupación, yo regreso a donde estaba aún con la bolsa en la mano y la tiro en un bote mas adelante...
No quiero pensar que fui un héroe, porque no lo siento así; no creo que alguien mas no hubiera hecho lo mismo que yo al ver al niño desesperado; no me imagino como es que le fue a el niño con su hermana o incluso con sus papás, quizá me odia desde entonces por la regañada que le dieron... no lo sé.
En lo único que pienso es que no sé si yo hubiera podido vivir con el hecho de ver que es lo que pasaba y no haber hecho algo, que quizá el niño hubiera tenido alguna complicación producto de la falta de aire, o que quizá ese detalle hubiera sido fatal. Sé que a la distancia quizá ni el mismo niño lo recuerda, que quizá nadie se dio cuenta de lo que paso, que la hermana y los papás nunca se dieron por enterados o que no le dieron importancia, pero el hacer lo correcto, me da la tranquilidad de haberlo ayudado y de no tener remordimientos por no haber hecho algo sabiendo que lo podía hacer...
Quizá las recompensas sean pocas y casi imperceptibles, pero las prefiero al duro peso de la conciencia.
"Cuando aciertas, nadie lo recuerda...
cuando te equivocas, nadie lo olvida"
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