Hoy me encontraba como muchos otros días trabajando en lo mío; un día que comenzó caluroso, luego se empezó a nublar, luego vi una nube que no parecía de lluvia, sino de una "típica" lluvia lagunera, un terregal...
El "terregal" realmente fue fuerte, pero fue poco en comparación con otras ocasiones; luego vino una lluvia poco usual en mi región, me di el tiempo de abrir la ventana y que me valiera -un poco- lo que tenía que hacer en el día, me dispuse a dormir, aunque reconozco que no lo logré, no pude hilvanar un sueño continuo como "Dios manda", así es que me levanté mas a fuerzas que de ganas, con un mundo que demandaba que la vida continuaba.
Nadie se dió el tiempo de apreciarlo; de decir "hoy solo me quiero sentar en mi banqueta a ver gente pasar, a saludar sin que nada me presionara", el mundo sigue -estoy de acuerdo-, pero la vida, al menos como la estamos viviendo nos daba una oportunidad de pasear bajo la lluvia, de jugar con barcos de papel con nuestros hijos en la orilla de la acera, a decir "hoy es un respiro" con todo lo que no esta pasando. Hoy el mundo dice "Dios ya párale", pero nadie ve el respiro que tanta atrocidad nos da, nadie ve la calma en medio de la tormenta. Estamos en medio la ella, en el ojo del huracán y aunque sabemos que no será perpetuo, no nos damos el tiempo de respirar antes de volvernos a refugiar en nuestra multitud de responsabilidades que día a día parece que solo se acumulan.
Mañana la factura nos la cobrará mas caro, y nos arrepentiremos de no darnos el tiempo de pasear bajo esa lluvia o de poner ese pequeño barco de papel junto a nuestros hijos o por el simple hecho de recordar que algún día nosotros fuimos ese pequeño niño que solo quería ver como ese barco de papel llegará mas allá de nuestra vista o de nuestros alcances...
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