martes, 14 de marzo de 2017

Una historia de Navidad...

Hoy les quiero compartir una historia de Navidad y sí, sé que estamos ya casi entrando en Primavera, pero no importa, son fechas y sentimientos atemporales, así es que no hay problema. Esta historia quizá tenga mucho que ver con el porque es que yo si creo en Santa Claus y no me interesa saber otra cosa u otra versión que no sea esa, no quiero envenenarme con historias y realidades que vienen de personas que han perdido esa inocencia tan necesaria en estos y todos los tiempos, así es que pongan atención.... ok?

Por lo general casi toda mi familia -sino es que toda- se reúne en esta fecha en casa de mis abuelos, así es que se han de imaginar... un mundo de gritos, risas, llantos, llamados a cenar, falta de lugares y asientos a la hora de la gran convivencia; la verdad es que muchas de esas cosas a mi no me han importado, yo disfruto mucho de mi familia, aunque sea un rato, después de todo, no siempre es Navidad, no?

Así es que desde que estaba pequeño este escenario se repetía año con año; los niños entre ansiosos y no por el día siguiente que hay que abrir regalos, los adultos con historias, bebidas y cenas; los perros ladrando por los cohetes en la calle, la visita del pariente alcoholizado, el llanto, la risa, la "rezadera", si eras peregrino o casero a la hora de pedir posada y demás; luego de todo ese alboroto, los adultos se quedaban en el comedor mientras a toda la manada de niños nos mandaban a dormir y si... al día siguiente los padres aún dormidos y nosotros con el alboroto por abrir regalos, ya sabrán...

Un día de esos la rutina cambio y es que no nos quedamos a dormir en casa de mis abuelos, sino que tuvimos que regresar a casa; mis papás argumentaban que no querían dejar la casa sola ese día y pues como "donde manda capitán, no gobierna marinero", así es que nosotros como hijos no tuvimos de otra mas que subir al carro; igual y no me llamo tanto la atención porque el hecho de salir de la rutina en aquel tiempo llamo mas mi curiosidad.

Todo era normal... el miedo normal por ir en carretera a esa hora de regreso a casa, el tratar de aguantar el camino de regreso y no dormir, el abrazar a tu hermano pequeño que si se había rendido  de sueño, o ver qué tanta gente estaba en ese preciso momento en carretera de regreso o apenas en busca de la fiesta... tantas posibles combinaciones e historias que en cierto punto se entrelazan entre si.

Después de 30 minutos de recorrido, al dar vuelta en la esquina de la calle de mi casa era como un "gracias a Dios ya llegamos", un poco por el pesar de la perdida de la fiesta en casa de los abuelos y otra por la tranquilidad de eso precisamente... llegar a casa; pero al llegar al frente de ella me asuste mucho... la puerta estaba abierta y en verdad me asuste mucho, pensé que los temores de mis padres se habían convertido en realidad, alguien nos había robado y precisamente en Navidad, era como la versión de "mi pobre angelito" 😱 , región 4 y mucho antes de que esta apareciera siquiera en la cabeza del guionista. No sé cómo o en qué momento, pero sin pensarlo entre a casa... cuál fue mi sorpresa que vi a Santa Claus, ahí, parado frente al árbol en mi sala, colocando regalos.... nuestros regalos. Supongo que no supe que decir o qué hacer solo me quede con mi boca bien abierta, no, no era mentira Santa si existía y lo tenía ahí enfrente de mi y en mi casa. Mi hermana y mi hermano, que regresaban de su intermitente sueño tampoco lo podían creer, así es que cada quien reacciono como pudo, supongo que lo abrazamos, supongo que nos le quedábamos viendo porque él estaba ahí, no lo podíamos creer. Después de saludar a mis papás y despedirse de nosotros, no sin antes hacernos la recomendación de que nos portaremos bien y que fuéramos unos buenos niños, se fue... 

- Papá, cómo es que pudo abrir la puerta?
- Con magia o quizá tiene un llavero con todas las llaves de todas las puertas de todos los niños que no tienen chimenea...
- ¿y dónde estaban sus renos?
- ¿qué no los viste? estaban después de la esquina, de este lado
- no papá, no los vi...

Qué importaba... Santa había estado en mi casa.

...

Señor Santa de mi cuadra, le quiero dar las gracias por visitarme esa noche en mi casa, por haber tenido la dicha de haberle saludado y créame que trate de ser buen niño hasta donde me fue posible, según su recomendación; si, lo sé, al igual que muchos otros tuve una adolescencia difícil, pero después de todo, creo que no me fue tan mal. Le agradezco profundamente el que siempre me dio los buenos días, tardes o noches según fuera el caso, le doy gracias por todas las veces que ayudo a mi familia cuando lo requerimos, gracias por compartir risas, regaños conmigo y mis hermanos, gracias por ser un gran hombre y un pilar de mi colonia, un referente de ella... gracias por compartir un cigarro y una cerveza aquella noche a escondidas conmigo y con mi hermano, pero sobre todo... muchas gracias por ser un bonito recuerdo de mi infancia, gracias a Dios y gracias a usted, Santa si existe... 

P.D. por cierto uno de sus enanos me dio uno de estos en uno de mis cumpleaños... uno de mis mejores regalos...

... 13 de Marzo de 2017

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