jueves, 10 de diciembre de 2015

Hablemos de pasión...

Hay 3 temas que siempre generarán controversia entre amigos, conocidos y no tan conocidos; el fútbol, la política y la religión, hoy solo hablaré de uno de ellos.

Hace poco en una reunión de amigos salió el tema del fútbol, ya sabes, el "a quién le vas?" o "qué tiene de malo que el vaya a X equipo"; la verdad es que en ese momento si hice mas alboroto fue solo por la carrilla del momento y por tener tema de conversación. La verdad es que hace tiempo que ya no veo el fútbol de la misma manera en que lo veía antes; antes iba a los juegos, sabía de los movimientos de los jugadores, no me los perdía cuando salían de visita o simplemente estaba al pendiente de ellos, todo un gran aficionado.

Supongo que al pasar de los años me sentí traicionado por lo que consideraba algo representativo de mi región; un equipo de fútbol puede demostrar el carácter del que están hechos sus aficionados, es el reflejo de todo lo pasa en la zona. Hubo un tiempo en que así me sentí, un equipo, mi equipo, representaba todo lo que era o empezaba a ser en ese momento, alguien joven, alguien que venía de atrás, alguien que no sabía de imposibles y que siempre daba todo en la cancha. Sé que ustedes dirán "mira, este se siente todo un campeón" y la verdad es que no o al menos no de esa manera, simplemente entiendo que cada día debo de dar mi máximo esfuerzo y por muy silencioso que éste sea debe de ser hecho con "toda la mano" como luego dicen.

Creo que nosotros siempre buscaremos imágenes que nos representen o con las cuales nos sintamos identificados, es una búsqueda por una identidad y un reconocimiento -del bueno- simples y necesarios por cada uno de nosotros.

Deje de sentirme víctima con las derrotas y atropellado por el desencanto cuando entendí que mi equipo -al cual le sigo apoyando- no tenía la misma sintonía que yo, dejo de ser competitivo como yo sentía que debía de serlo (y conste que fue campeón hace no mucho). Hoy por hoy sigo viendo los juegos cuando puedo y lo veo como centro de integración entre amigos y familia que solo buscamos un pretexto simple para poder vernos y compartir nuestro tiempo, como una forma de sentarnos uno a lado del otro sin tener otro tema que el compartir el mismo espacio con las personas que queremos.

Sé y comprendo que siempre tiene que ver un perdedor y por ende un ganador, no se trata de siempre ganar y no es eso lo que pido, sino se trata de la actitud que demuestres en la cancha; si yo viera que dejaste "todo" en el campo a pesar de perder yo me sentiría mas que conforme y hasta orgulloso, el victorioso no se medirá por sus victorias -valga la redundancia- sino por todas las adversidades que tuviste que afrontar en el proceso.

Ojalá vuelvan esos tiempos en los que, sin ser dependiente de ellos, me sienta arropado al identificarme con la actitud y garra de mi equipo; si yo doy todo en mi cancha día a día, semana a semana, mes con mes y así sucesivamente, es justo que pida lo mismo de quien me "representa".


No hay comentarios: