Quién diría... ansiamos tanto el crecer que olvidamos disfrutar del breve momento de ser "jóvenes". Se nos habla de lo rápido de la vida, de lo "padre" que es crecer, de las ventajas, de lo pequeño que se puede hacer el mundo conforme avanzamos.
Se les olvido mencionar de lo duro que es, del dolor que provoca cada paso que das, de la desventura que trae consigo cada mañana al son de las responsabilidades... Se les olvido decirnos de lo infelices que podíamos llegar a ser...
Casi olvido el olor a tierra mojada en las tardes y del dolor que provoca el resbalar sobre el pavimento en un juego de verano mientras pateo un balón; casi olvido el frío tan nítido de una noche de invierno mientras espero ver al "amor de mi vida" de ese breve momento y espacio; casi olvido la caricia de un terregal en mis ojos y como los entrecierro para no perder detalle de ello; casi olvido lo que era un día de verano, entre "qué hacer?" y un "no quiero hacer nada"; casi olvido los juegos, las bromas y el desvelo sin motivo y sin vicios...
Reflexiono sobre lo rápido que corre la vida, sobre si dentro de este caos todo parecerá mas nítido conforme se acerque mi último aliento o si la desesperación me comera antes de ello; reflexiono sobre la huella que han dejado mis pasos y si las calles recordarán mi andar diario, sin motivo, sin excusa y sin queja, porque así es la vida...
Casi olvido la expresión de unos ojos entrecerrados y la emoción de estar enamorado con todos sus bemoles... Gracias a Dios... Casi.
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