miércoles, 31 de julio de 2024

Hasta luego vaquero...

     Las cosas no cambian, las perspectivas sobre ellas si...

    Hace 26 años me estaba graduando de preparatoria; la verdad es que fue un día que no disfrute tanto como los demás, por diversas cosas que pasaban en ese entonces por mi vida. Para algunos había sido la conclusión de todo un esfuerzo de 3 años, con todo y las carreras diarias, las presiones y las voces internas que te dicen que "no puedes" o que te dicen "ahí la llevas... un día mas".

    En aquella ocasión un compañero de generación con el cual no recuerdo haber cruzado palabra -salvo por el camino en los pasillos- había tenido ya algunas llamadas de atención importantes por parte de dirección debido a su comportamiento y demás cosas (en las cuales no entrare en detalle), pero en fin...  ahí estábamos, a unos cuantos minutos de dar por concluido una etapa mas de nuestras vidas.

    Yo -habitual en aquellos tiempos-, traté de hacer lo mejor posible con mi vestimenta y verme -al menos por fuera- bien; así es que iba de traje, como los cánones y el evento lo marcaba; al menos en esa parte todo iba bien. Quizá lo complicado era tener que "chutarte" todos los demás salones de tu generación, aunque con muchos de ellos solo fueran caras en los pasillos de la escuela o referencias de algunos amigos en común.

    Cuando llegamos a la sección del compañero en cuestión, paso al escenario y para sorpresa de nadie, llevaba unos pantalones grandes y anchos de las piernas, no lo sé, a lo que llamábamos en aquellos tiempos "un pantalón tumbado"; supongo que se sentía  bien consigo mismo, pues había logrado concluir sus estudios e ir a la ceremonia como mejor le placía... hasta que llega a la mesa con los directores de la escuela e invitados de la misma. No recuerdo quién era quien le entrego su carpeta con sus papeles, lo que si recuerdo es que discretamente y al ver su vestimenta, -quizá le pareció como un último acto de rebeldía que no estaba dispuesta a dejar pasar- retiro los papeles que venían dentro y le entrego una carpeta vacía y el comercial a su oído que debió ser un "te espero el Lunes en la oficina". Mi compañero solo atino a reír  y bajar del escenario.

    En aquel entonces pues si llamó la atención como es que actuaron ambas partes; en cierta forma fue su manera de llamar la atención por parte de mi compañero, pero también considero una exageración por parte de los directivos. A esa edad no sabemos manejar muy bien del todo lo que nos pasa a nuestro alrededor y mucho menos si te consideras con cierta desventaja que disfrazas con rebeldía para tratar de compensar.

    Han pasado 26 años desde aquel acontecimiento de mi vida; ha sido un proceso en ocasiones lento y doloroso... lo curiosos es que a la par de esos 26 años, hay una cuenta de 18 que es todo lo contrario. Ha pasado mucho mas rápido, en un abrir y cerrar de ojos; sin darme cuenta ahora acudía a una ceremonia parecida a aquella de mi joven adultez, solo que mi posición era -netamente- de espectador, aunque no por ello con menos emoción que en aquel lejano ayer.

    Dos jovenes llamaron mi atención en la ceremonia; lo que en la mía parecía un acto de rebeldía, en esta parecía parte del show y parte de la personalidad de ambos jovenes, por lo cual los directivos no hicieron mas que alentarlos y felicitarlos al entregarles sus documentos. El primero, al subir por las escaleras del escenario se quita el birrete y lo cambia por un sombrero vaquero negro y todos en el auditorio lo celebraron junto con él. El segundo, sube al escenario y simplemente hace una seña de logro (como la que hacen los jugadores al meter gol en la portería contraria; apretando el puño mientras que meten el codo hacia atrás y muchos mas le aplaudieron también a él.

    Supongo que los compañeros y los mismos maestros fueron testigos de todas las peleas y luchas internas que ambos tuvieron en su proceso de estudio y también les dio felicidad verlos que lo había logrado a pesar de los obstáculos. No cabe duda de que cada quien lleva un proceso y -aunque no lo parece- todos llevamos vidas completamente diferentes y cada una mas caótica que la anterior.

    Sinceramente no veo mucha diferencia en ambas formas de expresión, pero si en el ánimo de cómo la recibieron al verla frente a sus ojos. Unos se sintieron felices por el prójimo y otros algo de vergüenza y hasta algo de molestia por lo que hacia el de enfrente. Cada quien ve lo que desea ver y siente lo que se permite sentir, pero ello habla mas de la persona que del que "comete la infracción".

    Tantos universos como cabezas en este Mundo...



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