Cuando pequeño, yo quería un perro... mis padres siempre me dijeron que sería complicado, por la gran responsabilidad que ello conllevaba; por mas que les decía que yo me haría responsable, no los pude hacer cambiar de opinión.
Con el tiempo, eventualmente fueron llegando algunos peluditos a la casa; ninguno de ellos fue realmente mío, si me hacia cargo, les daba de comer, incluso hasta los paseaba conmigo por las mañanas, tardes o cada que podía.
Lo que mas llegué a lamentar es que siempre sentí que aunque llegué a tener una buena conexión con todos y cada uno de ellos, no les di el cariño o amor que se aprende cuando convives con ellos desde pequeños. Ese amor y complicidad que se vive cuando van creciendo a la par.
Es probable que me hizo mucha falta un "lomito" de pequeño; el aprender sobre la responsabilidad que conlleva el que alguien este a tu cargo y viceversa, alguien que te haga compañía en tus silencios y se estremezca con solo verte llegar a casa, con esa pequeña ansiedad de ver a la persona mas querida y no saber como expresar lo que estas sintiendo con palabras.
De pequeño yo quería un perrito, pero mis papás me dijeron que era mucha la responsabilidad y que no podría con ello. Así es que un día deje de perdirlo, me resigne a que no llegaría; incluso hasta yo también lo llegué a justificar "es cierto, todos los días tendría que alimentarlo y limpiar sus popos", así es que la resignación y la justificación se hicieron una...
Seguramente mis papás presas de alguna especie de remordimiento por no permitirme tener un cachorro, quizá quisieron compensar un poco y solo me dieron hermanos...
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