Tantas cosas que platicar...
No cabe duda que "uno pone y Dios dispone"; la verdad es que siempre me ha parecido extraña la frase, pues creo firmemente que "a Dios hay que dejarle las cosas de Dios y al hombre las cosas del hombre"... (jajaja) ya sé que parece que nada mas ando citando frases populares, de esas que te dicen las tías o abuelitas, pero tienen mucho de cierto entre líneas.
Cuando inicié el blog creía firmemente que me serviría como modo de desahogo de las mil ideas que circulan en mi cabeza a diario, ya fueran personales, ideológicas o de carácter impersonal, etc. pero la cruel realidad es que lo que en un principio era un hobby se transformo en una obsesión, no tanto por lo meticuloso o complicado que puedo ser, sino por el forzarme a buscar cosas interesantes, primero para mi y luego para quien me lee; luego dimos paso a la frustración de poder o no poder expresar la idea de manera que me dejara satisfecho; dimos paso al abandono, no de la simple idea, sino de lo importante y relevante. A la distancia hay cosas que re-leo y que no doy crédito a que fueran escritas por un servidor... hay tantas ideas, tantas formas de ver las cosas, tantas maneras de expresar lo mismo, pero con diferentes matices, con muchas tonalidades.
No es que mi "musa" me abandonara, creo que simplemente se hizo mas selectiva, mas concreta en lo que busca y en lo que quiere de mi. Hoy parece que mi mente vuela mas cuanto mas ocupado estoy y cuando menos tiempo tengo para ello; si estoy con las manos ocupadas, las ideas pasan de lado a lado rebotando de pared a pared en mi cabeza; si estoy con mucho sueño, la idea me obliga a levantarme de un salto a la cama para segundos después dejarme peor que antes... despierto, pero ya sin la idea tan clara como entre sueños; si estoy tranquilo viendo o leyendo algo, las ideas no dan ni señal de vida, no se asoman ni por remordimiento o por vergüenza, simplemente me abandonan.
A decir verdad tengo miedo de que un día me encuentre desesperado, con la mano acalambrada y con el tiempo encima para escribir tanta idea que brota de mi cabeza, que las manos no puedan dar con la velocidad con que se retuercen al querer salir al mismo tiempo, que mi ojos parezcan desorbitados por el cansancio de horas y horas de leer y re-leer lo mismo sin saber si es parte de lo mismo o forma parte de otra historia ya escrita.
Siempre creí que el valor de un escrito lo da la estructura que el escritor le dio en su cabeza, hoy me doy cuenta de que, -al igual que un escultor- el escritor le va dando forma conforme va emergiendo de sus pensamientos, que poco a poco toma la mejor forma que en su momento parece la optima, pero dadas las condiciones, llega a la cúspide que el creador tiene de ella, no de la que en si puede dar, sino la que el autor le obliga. Las palabras son mágicas, pero no tienen efecto si no van dirigidas a alguien específico, si no llegan al corazón de quien las hace suyas, de quien hace de ellas algo bello y hermoso.
Soy un simple mortal, pero creo que mis ideas no son nada mas para mi, son también de alguien mas; alguien que también necesita saber que no esta solo, que hay aventuras que son compartidas en tiempo y distancia; son para quien quiere saber algo de mi o saber de mi; para las personas que son soñadoras y que tienen hambre de conocimiento, no del que da buenas o malas calificaciones, sino para el que quiere y ansía ver el mundo con otros ojos y con otras perspectivas.
Por lo pronto, sigo en esa lucha interna que me dice duerme cuando mas cosas tengo por hacer y cuando me dice acelera cuando las fuerzas de mis brazos y el dolor en mi espalda no me permite mas. Supongo que voy por buen camino, porque de no ser así, entonces me estaré volviendo loco, feliz... pero loco, digamos que un "loco feliz"... entonces seguiré soñando.