miércoles, 1 de agosto de 2012

Con 3 pesos de mas en la bolsa...

Llego a la tienda... siempre traigo cosas en la cabeza, mi mente siempre esta teniendo charlas amenas consigo misma, nada del otro Mundo; algunas son algo acaloradas, otras no tanto, mas bien, manejan cuestiones de estrategias, siempre hay que ser correctos en como exponemos las cosas, para llevar un mensaje adecuado a un buen termino. En fin, entre tanta charla, solo queda un pequeño espacio de atención para no sufrir ningún accidente, lo suficiente para voltear a ambos lados de la calle cuando la cruzo, determinar la velocidad de los vehículos que vienen en mi dirección y reaccionar si necesito o no correr, o si de plano puedo ir tranquilamente disfrutando de mis diarreas mentales.

Mientras voy entrando a la tienda, veo como un par de niños salen corriendo, es una pequeña parejita, supongo que son hermanos o quizá hasta primos; es difícil que dos niños tan pequeños y desconocidos se lleven tan bien en el poco tiempo que tienen en una tienda para conocerse. Corren hacia un pequeño vehículo móvil, digo móvil porque se mueve, no tanto porque avance, es uno de esos que le depositas algunos pesos y un sin-fin de luces enciende al compás de alguna canción infantil con tinte caricaturesco, mientras que sube o baja con los niños encima simulando el andar por las calles.

Al parecer su mamá sale algo apurada tras ellos, quizá se le perdieron un poco de su vista e intuitivamente sabe donde encontrarlos, ¿apoco no nos conocen bien nuestras madres desde pequeños? 

Uno de ellos ya estaba haciendo un esfuerzo por subir (el varón) y la niña comparte sonrisas con el, alguien dice "yo primero" pero no alcanzo a distinguir de quien es la voz, todo pasa demasiado rápido y me distraigo un poco viendo mi imagen en un monitor de seguridad que esta justamente cruzando la entrada. 

La madre camina con algo de prisa hacia ellos y les advierte que no se van a subir, quizá un poco apurada porque se le perdieron de vista, quizá porque dejo a alguno de los empleados en el mostrador con algún encargo de un medicamento o de X producto. Los recoge y los lleva con ella.

Yo sigo mi rutina diaria, voy al mismo estante, recojo el mismo refresco y las mismas frituras que habitualmente como, seguramente hasta ya saben que es lo que compro y a que hora lo hago los empleados de la tienda, no me importa, quizá soy un animal de costumbres mas de lo que me gusta reconocer. 

Al llegar a la caja, hay gente delante de mi; yo volteo de reojo y aún puedo ver la imagen en mi cabeza de la emoción en la cara de los dos niños, busco en mi pantalón dinero para pagar lo que voy a comprar, lógico, si me alcanza para lo que llevo, pero aún mejor, parece que me sobra algo de feria para algo mas. Busco de nuevo la maquina aquella con mis ojos, intento ver el pequeño anuncio de la cantidad de monedas que necesito para poder echarla a andar, ¡genial!, si completo, ahora busco si en la fila están los niños y su madre. Me pregunto, ¿no se molestará la señora si los subo al juego? pienso que no tiene porque, pero también entiendo que en un Mundo tan complicado como en el que vivimos todo es extraño y nada es sencillo. Lamentablemente no están, supongo que aún siguen comprando algún producto; camino hacia la salida pero mi paso es lento, lo suficiente como para que ellos puedan salir corriendo nuevamente a la máquina y yo pueda ayudarlos ahora a subir... no lo hacen, fuera de la tienda me hago un poco "loco" con el ticket que me dieron por mi compra, pero los niños siguen sin aparecer, me cuestiono si debo de entrar a buscarlos, pero también entiendo que sería demasiado "sospechoso" y no me gustaría provocar algún tipo de miedo, me retiro lentamente con la fe de que si volteo sobre mi hombro escucharé de nuevo su sonrisa y sus pasos pequeños pero presurosos de nuevo hacia la máquina aquella... no, no pasa nada.

Sigo mi rutina de regreso, me cuestiono sobre si hice bien o si hice mal al no haberlos buscado... me inquieto un poco. Supongo que ellos pueden vivir sin subirse al juego, son niños fuertes y entre tantas cosas que tienen que ver, la desilusión de no haber subido al juego pasará pronto, pero yo no soy igual, yo no soy tan fuerte como esos niños, yo... no sé si pueda vivir con esos 3 pesos de mas en mi bolsa.

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