Hace ya algunas semanas fui invitado a una ceremonia de graduación; la verdad es que soy nuevo en éste tipo de invitaciones, no por el hecho de ir a una graduación, sino por el lugar que ahora "ocupo", si bien he estado en las graduaciones de muchos de mis familiares, ahora estaba en el lugar de "acompañante" o "padrino" de quien se graduaba.
Siempre me ha llamado la atención como es que los niños ven el Mundo; siempre me quedo impresionado con lo grande y maravilloso con que ven ellos las cosas. Una cosa simple a nuestros ojos puede ser toda una aventura para ellos, un desafío o un miedo a vencer, no siempre salen bien librados, pero por lo general aprenden mucho de ello.
Todo transcurría con relativa calma; nunca puede faltar el exhibicionista, el pulcro, el que llega tarde, el que va como le da su gana, hasta el que no se da cuenta de lo que pasa a su alrededor, pero no por ello deja de ser solemne para todos nosotros, simplemente que todos tenemos diferentes formas de ver el mundo y por lo mismo el "como" lo afrontamos.
La persona que estaba a mi lado derecho traía un globo enorme y no me permitía ver el acto de los niños que estaban en la explanada; no había problema, solo era cuestión de "asomarme" para ver el show, no había porque hacer un drama de ello. La emoción era notoria en los niños, así como el desconcierto de otros, todo iba según lo planeado.
De pronto hace aparición uno de los últimos grupos en participar... Me llamo la atención que una persona, que no supe si era maestra del grupo o alguna madre de familia que estaba ayudando, colocó una silla cerca de donde se estaban formando los niños en forma de circulo. En su momento no supe a que se debía, hasta que supe el motivo... Había una niña, al parecer tenía algún tipo de capacidad diferente, de momento no supe cual era en si, pero se hacia un poco evidente conforme el acto fue avanzando.
Hay ciertas ocasiones en que nos lamentamos de la gente que sufre de alguna "discapacidad", siempre los vemos con cara de "pobrecitos", pero éste no era el caso, yo por el contrario no pude dejar de verla con admiración... La niña sonreía no con su boca sino con sus manos, con sus palmas, con sus pequeños saltos que vigilaba la persona que estaba detrás de ella; sonreía con cada parte de su cuerpo, que le permitía sentirse completamente viva. Fiel al sentimiento de poder ser parte de algo y de sentirse realizada.
Gracias a Dios que traía lentes, así pude disimular la lagrima que se me escapo al verla saltar y bailar, no pude mas que reír junto con la niña que le desbordaba la emoción; de pronto me di cuenta de que los verdaderamente discapacitados somos nosotros, que hemos perdido la emoción por vivir, vagamos por la vida sin sentirnos parte de algo, que buscamos en un celular esa conexión con alguien que esta lejos, pero que estamos muy lejos de quien esta frente a nosotros, estamos tan perdidos entre nuestras "apariencias" que dejamos de sonreír a quien nos brinda su sonrisa y su amistad. Disimulamos lo solos que estamos, disimulamos lo infelices que somos y creemos que engañamos a todos con nuestra falsa "seguridad", cuando en realidad no sabemos como pedir ayuda y solo gritamos hacia adentro de nosotros, con un grito ahogado, con un grito sordo...
Esa niña me regreso la emoción de muchas cosas. Al acabar su acto no pude mas que aplaudir su participación y reconocer que hay gente allá afuera con desafíos mas grandes a los que quizá yo me pueda enfrentar en mi vida, hay gente que debe sacar a sus hijos adelante a pesar de la adversidad, hay profesores, maestros y educadores, que darán su vida en las aulas buscando que la "diferencia" que existe cada vez se note menos, que buscarán integrar a nuestra sociedad, una clase diferente, pero no por ello menos valiosa, al contrario, creo que son ellos quien le dan valor a la nuestra.
No tuve el gusto de saludar a su maestra, a su madre o incluso a esa niña, me hubiera gustado reconocerles el esfuerzo que realizan día con día, el que sepan que hay alguien como yo, se queda corto en palabras para expresar la profunda admiración que siente hacia su profesión de educadora, de madre y esfuerzo como hija, pero espero que su imagen nunca se aparte de mi mente para poder ofrecer todos los días a éste Mundo una pequeña, pero sincera sonrisa día a día...
Ojalá todos tuvieramos la discapacidad de ser infelices para poder sonreír un poco mas...
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