Hace poco hacia un poco de memoria sobre las muchas cosas que han pasado en mi vida; en un abrir y cerrar de ojos he pasado de la primaria, secundaria… hasta llegar al día de hoy. Muchas de las cosas y de las imágenes están solo en mi memoria, a veces basta con cerrar mis ojos y remontarme a aquellas épocas.
Nunca fui fan de las fotografías, no me considero fotogénico y quizá eso tenga mucho que ver en ello y mas si le agregamos lo complicado que eran en mis tiempos, ya saben, rollos, cantidad de fotos por rollo, ir a revelar y -obvio- el costo de hacerlo. Siempre me llamó la atención que uno que otro compañero si lo hacia, buscaba el momento y el tiempo para reunirnos; tengo que decir que no era tampoco fan de todo ello, desde el “a ver, una foto por favor”, hasta el “si nos acomodamos mejor salimos todos”, supongo que era mas un arte en aquellos tiempos pues no es como ahora, que puedes tomar 10, 15 o 20 fotos en un instante con tu celular y es menos complicado que antes.
Hoy en día los celulares son mas que eso; toman fotografías, te cuentan los pasos que haces por día y hasta te recomiendan que debes o no debes hacer ejercicio dependiendo de tu edad, estatura y peso; puedes llevar una agenda robusta con mil y un reiteraciones de contactos y no tener ningún problema con ello, puedes tener un calendario que se sincroniza con tu Facebook o alguna otra red social de tu elección; puedes estar en contacto con quien tu quieras, en el momento que quieras, bueno… siempre y cuando la otra persona también este desocupado. Es toda una nueva era…
Aún así, es complicado entender que ahora que tenemos mas dispositivos electrónicos y medios para estar conectados, es cuando mas lo estamos…
Me da mucha nostalgia el darme cuenta por lo mucho que todo mundo y yo hemos pasado; tantas experiencias que nos han marcado para bien y para mal, tantas cicatrices, algunas profundas, algunas superficiales; hay quien dice que no sería la misma persona sin esas cicatrices y que las abraza con amor, porque determinaron quien es ahora y estoy completamente de acuerdo con ello.
Hay pocas cosas que lamento de todo lo que me ha pasado, pero si de algo puedo sentirme arrepentido es de no haberme permitido ser un poco mas ñoño y haber tomado fotografías de muchas de las cosas que me pasaron, evidencia de lo que reí, de lo que viví y vivimos mis amigos y yo; de poder tener una imagen como testigo de lo mucho que fui y fuimos en ese momento.
No sé si el día de mañana las generaciones que van después de mi, tengan alguna reflexión similar a la que justamente tengo el día de hoy, pero seguramente tendrán algo que reprocharse al respecto; quizá sea todo lo contrario, que quizá pudieron haber soltado mas el celular y disfrutar mas del concierto al que fueron, besar mas a la personas con las que se relacionaron y no ser tan presumido con quién y dónde estaban o lo que comían con una foto en sus redes sociales, se pierden del mundo que los rodea, de las cicatrices que el día de mañana serán toda una anécdota de ello.
Cada quien tendrá su propia versión de su fotografía…