Lentamente se abre la cochera eléctrica de casa; ha sido una semana algo complicada, pero gracias a Dios ya todo termino -al menos por esta semana-, suspiro mientras la puerta se cierra y desciendo del vehículo. Abro la puerta y el olor a casa fresca me inunda… Subo lentamente las escaleras, me urge quitarme esta ropa del día y ponerme algo mas cómodo, nada como un pantalón de mezclilla, una playera y mis sandalias.
El Sol nos da algo de tregua y desciende detrás de la barda de mi patio, es momento de salir a regar mi jardín… me despojo de mis sandalias, manguera en mano riego en pequeños sectores el pasto, mientras camino descalzo sobre él. Es tan reconfortante regar, siempre lo fue, desde pequeño lo he disfrutado mucho, lo hacia en la casa de mis papás y ahora lo puedo hacer en la mía.
La música suena de fondo, proviene de la sala; es el punto intermedio, pues no es estruendoso para la casa y tampoco tan lejano para mí que estoy en el patio.
Un mensaje me distrae de mi meditación involuntaria…
“Llegué…”
Camino hacia la cochera y activo la segunda puerta; veo como aparece tu vehículo y sonrío el verte entrar en él.
- Hola, qué tal tu día?
- Algo pesado, pero nada que no tuviera solución.
- Voy por algo de beber, quieres algo?
- Claro, te puedo encargar una cerveza?
- Voy por ella.
Te quedas sentada a la orilla de la banqueta, mientras charlamos sobre nuestro día y nuestra semana.
- Tienes hambre?
- No mucha, pero quieres comer algo?
- Ven, veamos que podemos hacer
En la barra, uno al lado del otro partimos algo de jícama, pepino y lo salpicamos con algo de limón y sal. Nos sentamos en la sala y vemos nada en particular en la tele, simplemente es un pretexto para estar juntos, comemos, reímos y me besas de vez en cuando.
- Vendrán tus amigos?
- Si, no creo que tarden, me acompañaras?
- Nah, solo saludaré, no quiero interrumpir su reunión semanal, te esperaré arriba, ok?
No pasa mucho y llega el primero de ellos, luego dos mas y minutos después el último de ellos. Uno de ellos trae una hielera, reparte una cerveza a cada uno; otro pone algo de botana en un plato grande de unicel, comenzamos con la charla de trabajo, luego pasamos a la cartilla típica entre hombres. De pronto todos voltean hacia la puerta de la sala, haces acto de presencia y saludas a todos rápidamente, me avisas que debes salir a comprar algo y que esperas no tardar. Te acompaño tomándote por la cintura y te pregunto que si quieres que te acompañe. Me dices que no, me das un beso mientras activas la puerta y me pides el control de la misma para no molestar al llegar.
Mis amigos siguen con las bromas, bebemos y reímos porque podemos y nada mas.
Después de la última ronda de las típicas y conocidas anécdotas que tenemos de nosotros, comienzan uno a uno a despedirse , es en eso cuando se escucha que accionas la puerta al entrar. Te despides, ellos se disculpan por habernos interrumpido y tu amablemente les dices “nada que ver, seguro tienen muchas cosas de que platicar”.
Nos quedamos un momento mas en la orilla de la banqueta del patio, bebo mi última cerveza y te invito a bailar una de las canciones que suenan desde la sala, al principio te niegas con algo de pena y timidez, pero por fin te convenzo; me abrazas, te acurrucas en mi, me besas al fin de la canción y te pregunto que si por fin te he convencido, me dices que no, que solo he corrido con algo de suerte en los últimos años. Sonrío y te digo “sigamos que esa suerte entonces”.
Seguimos bailando a pesar de que la música a cesado…
- Me puedo quedar?
- Claro, siempre y cuando no intentes seducirme
- Entonces cierra tu puerta con seguro, porque no puedo garantizar nada.
Entramos al fin, sigo tus pasos por las escaleras, veo de reojo como te quitas tu ropa, me pides alguna playera y te sientas sobre la cama.
- Fue largo el camino, no?
- Quizá lo fue, confieso que casi no lo recuerdo -sonrío-, pero lo importante es que al fin llegamos
- Me abrazas?
- Pero después te vas a tu cuarto…
- Claro -y me guiñas el ojo-
Dormimos abrazados toda la noche, con la firme convicción de que al fin pudimos llegar… al fin, estamos en casa...