Hace años, las pocas veces que llovía me estresaban mucho; tenía que ver con que interrumpía mis trabajos, ya sea por la humedad, quizá que ocasionaba un corto de luz o que simplemente no daban las condiciones idóneas por el transporte y demás que tiene que ver con mis actividades.
Hoy, tengo que reconocer que aunque ya no me afecta tanto como antes, mi actitud hacia la lluvia es completamente diferente; hoy agradezco cada nube que amenaza con precipitación, veo con gusto cuando a lo lejos parece que llueve y no importa que no sea aquí, sino simplemente que esta ocurriendo para alguien mas a lo lejos. No sé si sea algo de madurez o que últimamente me doy el tiempo de poder contemplar cosas tan simples, pero a la vez tan maravillosas que ocurren a mi alrededor. Ya no hay mas presiones... simplemente una maravillosa sensación de que allá afuera, hay un arcoíris que se esta formando, que alguien abraza a alguien por la simple emoción de ver llover, que alguien da una toalla seca a su ser querido al llegar a casa todo empapado, que los mas aventureros hacen un mapa mental de donde termina el arcoíris para salir en busca de su tesoro, que el olor a lluvia renueva tus esperanzas o que simplemente te puedes tomar una taza de café con una emoción extra a la que tienes todos los días de tu vida.
Hay ocasiones en que solo debemos dejarnos sorprender por las pequeñas cosas que pasan en nuestra vida...